"el capitan"

Varón dijo la partera, y un 18 de mayo de 1988 Pichi corría hacia el registro civil para dar nombre a ese retoño que por primera vez vio la luz. Nicolas Martin deletreo papa frente a la secretaria, inspirado en aquel hábil goleador de Boca de los años 80, o talvez en un famoso actor de telenovela de la época, no sabemos.
Su primer contacto con la pelota fue cuando ella se estrello en su cara producto de una jugada desafortunada de su hermano pablo. De alli en mas su vida fue futbol y solo futbol.
9 de julio lo vio crecer, le enseño todo lo que hoy sabe, Carlos Stobbia lo fue llevando de a poco, "pinta para primera gilardi, tenemos un diamante en bruto en el club" comentaba el DT a sus allegados, mientras el 10 de los topus marcaba punta izquierda y relegaba al banco de suplentes a Cristian Villagra hoy figura de River Plate.
Supo vestir la camiseta de Roberto Colombo Futbol Club, en aquellos grandes torneos que dejaron marcado a fuego a nuestro defensor estrella, en donde fue figura y precisamente, Capitán, cinta que hoy aún posee como recuerdo de esos momentos imborrables con el rojinegro.
La suerte le jugo un mala pasada y el cartílago de crecimiento de la rodilla se hacía trizas. Balde de agua fría y bajón anímico para el capitán. Se sobrepuso a la operación y a la larga rehabilitación.
Ya al 100% fisicamente volvió al ruedo con un nivel mas que aceptable. Pero la vida le daría otro golpe bajo, despues de que Talleres y Colón se fijaran en él, se le cruza en su camino un tal Capella, importante secuaz con el que las noches de salidas se hacian habitues. Esta caravana lo hizo abandonar la práctica de futból a nivel regional, no a si local, formando filas con Capella, Osorio, Montiel y Almiron llegaron a ser un equipo imbatible en canchas dificiles como Tartufo, La rural y la Plazoleta, en donde las condiciones eran muy difiles para su juego con pelota al piso.
El resto lo conocemos todos, de a poco se fue ganando la titularidad en las tarantulas y al dejar Pochola el equipo, la cinta de capitan fue para él.
Hoy es la pieza clave con la que cuentan los topus, esa muralla que ni Adebayor se animaría a cruzar.